Qué villana que fui

Cuando tenía 10 años me pelée a muerte con Laura, mi entonces mejor amiga, porque la maldita me rompió mi hula-hoop y aquello era un crimen imperdonable. Valga la pena recalcar que yo no tenía un hula-hula, tenía un hula-hoop. Era fucsia y venia con muchas piedritas adentro que cuando hula-huleaba hacían shhhh shhh shhhh. Cuando Laura lo rompió se le salieron las piedritas y ya no era nada mostrazo. Nunca he vuelto a hula-hulear desde entonces, y nunca volví a hablar con Laura.
A veces pienso en ese episodio y me sorprende ver cómo con los años me he vuelto menos villana y más tolerante. Me veo ahora y veo a alguien que si bien es una jodidaza (si o no, Chocolate Milky), ha aprendido a convivir con el hecho de que le rompan las cosas, el corazón, el alma, los planes. Pero bueh... C'est la vie, non? Nos rompemos y nos armamos nuevamente. Así que mi motto de hoy es: Perdonar es vivir. Perdonar, y si se puede, olvidar.

Laura Sanchez Manrique: si esto llega de manera milagrosa a tus manos, te mando un besote inmenso y espero que le enseñes a tus enanos lo pajolaza que es hula-hulear con tu hula-hoop. Aunque secretamente te envidié por ser más próspera que yo y tener tus juguetes Fisher Price, pasamos increibles tardes jugando en tu cuarto o en el mío a las revistas, las barbies y el rey. Nunca olvidaré cuando iniciabas los juegos diciendo "Dicen que había un rey que..."