Me gustan las sorpresas. Más aún si se traducen en una conversación donde termino llorando de la risa y admirando el hermoso paisaje del Apolo Hotel, un grifo Repsol y un gigantesco tanque de gas. Una visita de media noche (ya empiyamada de terciopelo y con medias de Mystique) ha sido el mejor antídoto para una semana de mucho trabajo, muchos pasos atrás y mal, mal humor. Gracias kid, me regalas muchas sonrisas.
1 comentario:
Gracias por mostrarme la vista desde tu escalera, por reirte conmigo y por dejarte sorprender a medianoche. Un beso más.
Kid.
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