En tren con destino errado se va más lento que andando a pie

Hace unas semanas mandé esta carta:

Escuela Contemporánea de Humanidades
Madrid, España
Laura Martínez y/o Tomás Blanco
Pte.

Mi madre atesora en el cajón de los recuerdos mi primera creación literaria: una sentidísima carta al Ratón de los Dientes exigiendo que me envíe por el último incisivo perdido la nada desdeñable suma de diez mil soles de oro. En una época de extrema hiperinflación en el Perú y con un cambio de moneda a cuestas, la recesión me importaba dos pepinos por lo que no tenía problema en exponerle claramente al Ratón mis deseos de capitalizarme y de tener en mi poder a como diera lugar los diez mil soles solicitados. Y mejor aún si eran veinte mil.

Hasta el día de hoy no sé si lo que guarda mi mamá en ese cajón es la primera carta de una mocosa de seis años o la carcajada que le causó la inocencia de su hija en una época en extremo dura para mi país.

Además de querer ser millonaria a costa de mi sonrisa sin dientes, quise ser muchas otras cosas en la vida.
Quise ser heladera para comerme todos los helados (1987-1991)
Quise ser profesora para poder mandonear sin reproches (1992)
Quise ser arquitecta (1995-1997)
Quise ser periodista (1998)
Quise ser publicista (2000-2006)
Quise ser estrella de rock y quise ser la Katharine Hepburn de las tablas peruanas (Secretamente a lo largo de toda mi vida)

Durante mi niñez y adolescencia tuve una barbaridad de sueños grandiosos sobre el futuro. Los tiempos libres, a manera de pasatiempo, los dedicaba a escribir relatos fantásticos de princesas que vivían en caparazones de tortuga y también a agonizar de amor componiendo los más devastadores poemas de pasión púber. Sin percatarme, siempre fui alguien a quien le acomodó la escritura más que ninguna otra forma de expresión, pero ávida de todo, busqué llenarme la vida con múltiples intereses lejanos a la redacción creativa.

Ha sido después de varios años de experimento y error que me he dado cuenta de que lo que quiero ser es una versión adulta de esa niña que descubrió su verdadera profesión antes de que se le cayeran los dientes de leche.

Quiero ser escritora.

Es por eso que les solicito admitirme en la ECH en la maestría de Creación Literaria para la convocatoria de inicio en febrero de 2009, ya que puedo afirmar ahora, sin miedo a equivocarme, que quiero dedicar mi vida a escribir. Hasta el día en que se me vuelvan a caer los dientes.

Y, bueno... adivinen qué me respondieron ;)

* En tren con destino errado se va más lento que andando a pie, Jorge Drexler. Es mi lema de hoy en adelante, así que a caminar.
* Hoy renuncié. ¡SÍ!
*UPDATE*: A pedido del público, la carta al ratón de los dientes aquí.