domingo, julio 30, 2006

Diestra y siniestra

Hoy me di cuenta que sigo durmiendo del lado izquierdo de la cama. Podría dormir al centro, o al lado derecho, pero sigo prefiriendo la seguridad del que era mi lado. Me gusta voltearme sobre mi lado izquierdo y mirar la puerta del clóset mientras abrazo la más esponjosa de mis almohadas. Cuando ya faltan pocos segundos para dormir, me echo sobre el lado derecho. Hasta la mañana siguiente.

El lado izquierdo, en la cama de mis papás, es el lado del gordo. Su luz es siempre la última en apagarse, y cuando llego tarde en la madrugada a veces lo sorprendo, volteado sobre su lado izquierdo y con la luz prendida, leyendo la última Selecciones y respirando fuerte. Siempre me asomo para verlos antes de dormir, aunque ellos no lo sepan. Al lado derecho, mi mami.

En el lado izquierdo de mi cama no hay luz. Debería, pero no hay. Si la hay al lado derecho, y cuando quiero apagarla, debo estiraaaaarme para lograrlo. A veces me quedo a mitad de camino y sucumbo ante las almohadas antes de dar un último estirón y lograr apagar la luz. De ahi ruedo, y duermo.

Si bien al lado derecho de la cama de mis papás la luz está apagada en las madrugadas, mi mami siempre brilla aún así esté dormida. Me gusta verla tranquilita, recostada sobre su derecha, con sus sueños recurrentes y la sonrisa tranquila. A mi papá lo persigue a veces el insomnio y su luz permanece prendida por largas horas aunque su cabeza esté apagada.

En mi improvisada mesa de noche derecha tengo algunos de mis libros favoritos. El Inventario I de Benedetti, In cold blood de Capote, El sexto libro de Harry Potter y varios libros a la mitad, porque siempre caía rendida de sueño antes de poder pasar una página, o simplemente porque nunca encontré el tiempo para leerlos. En mi improvisada mesa derecha, tengo un cerro amontonado de cuadernos vacíos esperando a ser escritos, un montón de lapiceros y todos mis recibos sin pagar. Cuando el insomnio se apodera de mí y me da flojera ir a la computadora, escribo con letra ilegible y sin seguir las rayas. Me divierto cuando intento descifrarlo a la mañana siguiente.

Hoy descubrí que sigo durmiendo al lado izquierdo de la cama. Mi cama la heredé de mis papás, y a veces me pregunto si no me heredaron también sus sueños, sus insomnios, sus lecturas y actitudes. Tal vez sólo duermo al lado izquierdo porque el derecho está hundido, aunque sé que en el traspaso de cama le dieron vuelta al colchón. Y me sigo preguntando sobre sus herencias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lindo blog, gracias por compratir tus pensamientos, saludos, segui asi

saludos desde Arg.