Al volante

Lo confieso.
Tengo 26 años y no tengo la más mínima idea de cómo manejar un auto. La verdad es que con las bicicletas nunca fui muy buena (siempre preferí la seguridad de mi triciclo) y ni qué hablar de los chachi cars: la única vez que me he trepado a uno lo choqué porque nunca voltée en la curva. Mi coordinación psicomotor es deplorable y mi concentración, desastrosa. Tengo complejo de millonaria newyorkina porque o me subo a taxis o dejo que me chofereen por toda la ciudad. Hasta hace poco he sido muy feliz así.
Todo eso está a punto de cambiar.
A partir de la próxima semana, por una conjunción cósmica de los astros, he decidido meterme al touring para dejar de hacer roche y aunque sea tener el brevete como una tarjeta más en la billetera. Probablemente desespere al instructor, choque un par de veces, cuadre donde no deba cuadrar y jamas aprenda a estacionar en paralelo. Tal vez deba dar el examen práctico dos o hasta tres veces. Tal vez en el exámen psicológico me digan no señorita su cerebro neurótico no debe conducir nunca jamás. Tal vez muchas cosas, pero por alguna extraña razón tengo muchísimas ganas de asomar mi cabeza por la ventana del conductor, poner cara de haber chupado limón y gritar ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Animaaaaaaaaaal....!!!!!! mientras enseño mi dedo medio con furia. Pienso que va a ser muy divertido.