domingo, febrero 26, 2006

100

Estuve pensando: ¿cuantas cosas podría hacer 100 veces sin aburrirme? Hay cosas que no puedo hacer una sola vez sin contener un bostezo. ¿Cuáles son, entonces, las cosas que podría hacer tranquilamente 100 veces?
Podría ver "Legalmente Rubia" (la primera) 100 veces. Lo mismo con Grease y con la Novicia Rebelde. Podría escuchar 100 veces Cut here, Just like heaven, Bohemian Rhapsody o Asesíname. Podría hacerlo 100 veces seguidas. Podría tomarme 100 botellas heladitas de coca cola o 100 tazas de mokaccino en Café Z, sentada en el mismo sitio de siempre (aunque nunca 100 tazas seguidas). Podría tomarme 100 martinis en Zuka (siempre de 3 en 3, aunque últimamente, de 2 en 2). Podría leer 100 veces las tiras de Mafalda y podría ver 100 veces el capítulo del Chavo en Acapulco. Podría escuchar 100 veces las canciones de Chespirito y podría ver 100 capítulos de Friends y Seinfeld seguidos. Podría ver 100 veces todo Sex & the City y muy en especial, podría ver 100 veces el capítulo "Easy Come, Easy Go" donde Carrie le dice a Big "Fuck you... Fuck you... Fuck me". Podría leer 100 veces 100 años de soledad (voy por la novena, aún hay tiempo). Podría mirar 100 veces las fotos de mis papás jóvenes, bellos y radiantes, y pensar 100 veces lo mucho más bellos que son ahora con más de 100 años combinados de aprendizaje encima. Podría estar 100 días con los mismos cuatro de siempre, mis almas gemelas, y contar 100 historias sobre la vida. Podría viajar 100 veces a Nueva York y tomarme 100 fotos en Times Square mientras cae la nieve y se me congelan los pies. Podría comer 100 sushi rolls, y embarrarme con salsa de soya 100 veces más. Podría escribir 100 días seguidos sobre 100 temas diferentes, de tener el tiempo y la paciencia. Podría conversar 100 horas con alguien interesante, podría decirle a alguien 100 veces que lo quiero (aunque no me escuche) y fingir 100 veces que no lo he escuchado. Podría bailar 100 veces "Cuando tu no estás" de Olga Tañón y podría darle 100 vueltas al parque que queda a dos cuadras de mi casa, empezando a las 8 de la mañana y terminando a las 12 de la noche. Podría escribir 100 versiones distintas de mi Testamento sin llegar a una que verdaderamente me apasione, e intentar 100 versiones más. Podría mirarme 100 veces en el espejo y notar, cada vez, una mirada y gesto diferente. Podría tener 100 vestidos y decir 100 veces que no tengo nada que ponerme, y podría reir 100 horas porque, al final de cuentas, uno quiere estar con alguien que lo haga reir, y qué mejor que ese alguien sea uno mismo. Podría hacer tantas cosas 100 veces, y a pesar de que muchas veces el 100 por ciento de mi tiempo lo ocupan cosas importantísimas pero intrascendentes, me gustaría que la vida me regale 100 años para hacer 100 veces todas esas cosas sin sentido que tanto, tanto me gusta hacer.

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