Parálisis Mental

Pequé contra Bruce Mau y dejé de escribir por no saber por donde comenzar. Desde el 5 de noviembre, día que me perdí un poco, luego me perdí un poco más, y luego otro más, hasta terminar absolutamente desorientada. Fue una salida furiosa de mi zona cómoda, mi maravillosa y enamorada zona cómoda donde retocé por casi dos años y donde fui absolutamente feliz. De la cual, aún no sé si por las razones correctas o incorrectas, sentí que debía salir. Esa linda zona está muy sola ahora, y tengo miedo de perderla de vista, de voltear y ver que ya no se cultivan ahí las flores que tanto me gustaban ni se escuchan las mismas canciones asesinas que me trajeron tanto sol.

Yo mismo temo a veces
que nada haya existido,
que mi memoria mienta,
que cada vez y siempre
-puesto que yo he cambiado-
cambie lo que he perdido.
(Líber Falco)

Es un temor latente a perder aún más lo que ya perdí, lo que me permití perder. Pero ya no es mío, y aunque me duela en el alma todos los minutos del día el haberlo dejado ir, se merece una libertad absoluta que si lo quiere, le permita cambiar y perderse, perderse de mí. (Y el amor nunca me va a pedir perdón).