martes, abril 24, 2007

Temblores

Hoy me tocó estar a la intemperie (dios, detesto esta palabra) por unos buenos diez minutos. Aun escasa de ropas debido a los erráticos cambios de clima (en la mañana hizo un solazo...), temblé. De frio, pero temblé. Luego hui rapidamente hacia un lugar tibiecito y me calenté con café y con un buen abrazo. Terminé la noche con la temperatura adecuada.
Soy de esas personas propensas a la heladera que suele cargar con su chompita extra para prevenir los momentos de frio, aunque ultimamente me paseo sin abrigo por el mundo y sufriendo, como consecuencia lógica, de los vientos huracanados y el frio en el cuerpo... y why not, en el corazón.
A veces me pregunto, ¿cuantas veces temblamos? ¿Cuantas veces nos sentimos desprotegidos, solos, sin mantita abrigadora, sin medias tibiecitas, sin abrazos calentadores? ¿Cuantas veces nuestro cuerpo convulsiona por la falta de algo en nuestro organismo o sobre nuestros hombros?
Ultimamente yo, y mi corazón, somos un par de frenéticas licuadoras.
Cuando los corazones se enfrían y tiemblan, ¿cual es la manera de resucitarlos más efectiva? ¿Cómo les devuelvo el calorcito?
¿Qué hacer? ¿Pedir abrigo? ¿Abrigarme sola? ¿O enfrentar con estoicismo el frío amenazador del invierno?
¿Hay manera alguna de abrazar el corazón?

**sin medias**

*Escuchando "después de ti" de Alejandro Lerner (bien novelera)
*mi nick hoy: [ Camila ]

2 comentarios:

El Rojo dijo...

El invierno, como toda estación, termina. Y luego llega la primavera.

Anónimo dijo...

El frio... en el cuerpo o en el corazón... solo es un indicador que nos dice que hay algo que resolver... abrigar el cuerpo, calentar el corazón... y seguir adelante, siempre adelante.