Semana de despedidas

... ¿me extrañaron?
pues yo si me extrañé, y mucho.
Ha sido una semana sorprendente, la cual me encontró desprevenida para recordarme cosas que había olvidado. Todo estaba planificado para ser la semana de despedida de Pili, ya a pocos días de su viaje a España. Estaba planificada la comida, la despedida formal y la cena en casa de los Chuez; los regalos uno dos y tres, las canciones, los bailes estúpidos, los abrazos.
Sin embargo, a veces no podemos planificar las despedidas como quisiéramos, ni los abrazos que van con ellas de rigor.
El domingo pasado nos dejó Carmencita, la popularísima Spice Girl del T6 98-1 y miembro esencial de la Banda del Choclito, mi pandilla universitaria. Una semana antes, por casualidad pura, la vi feliz y radiante en un reencuentro con algunos pocos amigos, y nuestra despedida no fue una despedida en sí - fue más bien un "a ver cuando unas chelas de nuevo", un "hay que vernos más seguido, hoy la pasamos mostro", un "no te pierdas". De alguna manera, me alegra haberme despedido así de Carmencita. Con ganas de vernos de nuevo, de seguir compartiendo nuestras historias, sin que sea un adiós definitivo.
Después de esta experiencia triste, mi adiós con Pili dejó de ser un adiós, y se convirtió en un "te extrañaré, regresa pronto, y haré todo lo posible por que tus ultimos días en Lima sean los mejores hasta hoy". Estos días no han sido despedidas, han sido recordatorios de tantos momentos geniales que compartimos en lindos años de amistad. ¿Para qué despedirnos? Ella y yo sabemos que nos tenemos siempre, aunque nos separe el Atlántico y ella viva en el futuro.
A ver cuando unas chelas, Pili. Regresa pronto.