jueves, julio 06, 2006

Y la manera en la que río... Café Café 2

He tomado mucho café esta semana.
Además de 6 coffee breaks en mi terrorífico seminario (donde tomé más de 6 cafés por vergüenza a quedarme dormida en plena exposición) tomé bastante café en la oficina, un café con Javi y hoy, un café con Güero. Proveniente del exclusivo piso de arriba, Güero es capaz de arrancarme las más sinceras carcajadas con las ideas más cotidianas del mundo. Hoy, después de mucho tiempo, conversamos y reconversamos sobre la vida, la familia, el amor y los amigos. Hacía más de un año que no lo veía, y más de tres desde nuestro último cafecito de rigor, el cual solía ser sin falta en la cafetería de Letras los lunes a las 4:00. Sin embargo, fue como siempre: demasiada azúcar en el café, descubrimientos asombrosos sobre la vida y recuerdos maravillosos de nuestra post-adolecencia (como el baile del pata-pata, Otoniel o el Bocho del Amor).
Reí a morir.
Cuando nos fuimos, Güero me hizo notar que las mesas a nuestro alrededor estaba vacías pues todos habían huido lejos de nuestras escandalosas carcajadas. Para quienes no lo saben, mi risa es una mezcla entre un fortísimo cacareo y un balbuceo mongoloide. Es altamente molestoso, pero nunca creí que pudiera ahuyentar a mi prójimo. Sin embargo, me importó un pepino. Reí a mares hoy, y aunque me prohiban en Miraflores por polucionar el ambiente, me seguiré riendo igual.
Güero Güerito, tenemos que ver la forma de bailar el Cha Cha Cha este sábado... Quizás, quizás, quizás.

Güero y yo allá por 1998, antes de tomarnos un café y debatir sobre la vida.

5 comentarios:

Güero Gargurevich dijo...

A mi regreso del café, me crucé con muchos viejitos y señoras. ¿Qué hacen los viejitos a esta hora? y las señoras? no deberían estar en sus casas?
Y en pershing casi choco por no poder contar con mi diestro limpiaparabrisas en funcionamiento.
Qué noche. Gracias Marielín, muchas risas y los mismos pasados.

Mariella Villanueva dijo...

es muy importante: viejitos, niños y señoras.

Güero Gargurevich dijo...

tengo un extraño peluquín noventero, no? Qué cool!

Mariella Villanueva dijo...

yo en esa época aún me vestía como niño y a mis pepas aún no le habían salido plantitas. Era una época gloriosa, la de EEGGLL sentados en mesa de partes.

Anónimo dijo...

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